viernes, 24 de febrero de 2012

Estoy en la parada, y no creo posible llegar a donde debo llegar. Aumenta mi ansiedad y me cuesta respirar.
Después de una hora, quizás, recorro por 2da vez ese camino maldito; me acerco rápidamente y sin querer, temerosa y nerviosa. Estaba mi hermana ahí. Y vos. Aquella imagen siniestra del cesped me hizo pensar que no podía ser que estuvieras ahí. No. No puede ser.
Sí. Estás ahí. Y creo ser la única que te recuerda. No sabía si llevar flores, o qué. Te dejé una. Me fuí a caminar sola, cuando la angustia se ancló en el lugar más íntimo, secreto y oscuro de mi alma. Lloré. Tenía que hacerlo. Después de todo es normal, no?
No sé qué más decir. 
Lo único que sé es que este dolor es mío. Y nadie más lo siente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario