domingo, 26 de febrero de 2012

Otra vez sopa

Últimamente entiendo todo y no entiendo una mierda. Y cuando dormía, me despertó el haber golpeado la pared con la cabeza... 2 veces, re fuerte. Despierto casi siempre en el horario p.m. 
¿Cuántas noches pasaron sin saber por qué razón lloraba? ¿Es su recuerdo lo que me está consumiendo? 
Tal vez. Desde aquel día no como más de 2 bocados. Me la pasé en piyamas. Acostada. Sin tener ganas de ver a nadie. Sí tenía unas ganas escondidas. Sin embargo, ese día del que hablé una vez, cambió mi forma de ver las cosas. De ver nuestra situación. No tengo más que hacer.

A veces me pregunto si alguna vez lloró por mí, si se consumía recordando lo que pasamos juntos, si deseaba verme o hablarme... Si pasó por lo que estoy pasando. Ahora me parece poco probable.

Lo peor de todo es que acepté que no siente nada por mí, para evitarme esas dudas molestas y malignas que me tenían todo el tiempo buscando la oportunidad para acercarme a él... Y finalmente sentirme como una estúpida esperando algún indicio, algo que signifique que no terminó todo, que aún podía rescatarme a mí misma. No, me caí. Me hundí en la desesperación. Y acá estoy. Siempre que cavé... Todo este tiempo tratando de encontrar algo, sólo me encontré con el abismo. Y él no estaba ahí. No, allí se encontraban los recuerdos, las emociones alteradas que debí controlar desde acá abajo. 

Juro por lo más real y grandioso que existe, que estoy tratando de sacarlo de mí. Me cuesta horrores. De la nada reaparece su cara, su piel, su pelo, sus manos, sus ojos, su boca, en mi mente. Ni pienso en desterrarlo de esta ciudad zombie en la que vivo estando con otra persona, porque no hay nadie. No existe una persona que llené el  espacio en blanco que reemplazó a su presencia.

Ojalá existiera algo simple, como un chasquido, para aliviar este peso  que cargo todo el tiempo.
Ojalá todo fuera tan simple como en los cuentos.

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