martes, 13 de marzo de 2012

Otra vez volví a sentirlo. Ese mareo, esa nitidez de las proyecciones avasallándome, acercándome más y más a lo que sería vivir en mi mente
Las voces eran tan ferozmente audibles y claras, expresivas. Me veía a mi misma actuando en otra situación muy distinta a la que estaba ahí afuera. Una gran luz siendo un punto de fuga, creciendo... se acerca a mí. Todo estalla en un blanco brillante, y luego se va a apagando rápidamente, te asustas porque estás fuera de tiempo de pensar, eras muy grande tú y tus actos para el flujo de tiempo, no cabías, no podías actuar "rápido". Todo se relaciona ahora, esa fui o cuando nos arrebataron aquello. Estúpido fue ver que no podía reaccionar, siendo una cobarde también. Era frustrante. Pero no divaguemos. Volvamos al apagón. Yo estaba en una encrucijada violentamente rápida. Una parte de mi subconsciente extendió los brazos, y se encogió abriendo el agujerito decreciente de la realidad. Y regresé. De vuelta, una parte grande ("grande" por considerarla como la razón) de mí volvió. Fue como haber descendido mucho en la psique, por etapas que encontraban la forma apropiada en la mente: sueños. Como haber dormido mucho en los sueño, de a uno por vez, claro. Dormías (pero despertabas en el mundo ensoñado) y vivías ciertas cosas. Te dormías en ese sueño, y despertabas en otro. Era cavar y cavar en la mente humana. Y llegué hasta aquel espacio blanco, en limpio... el limbo. Podía crear lo que sea ahí, me había perdido totalmente en aquel transporte público. Estaba llegando ahí, cuando de repente esa parte de mí que tanto temo, que tanto se esconde, "salvándome" de caer y permanecer en este mundo real por cuestiones rutinarias que uno, por deber, no debe abandonar. Y me abrió la puerta del mundo en el que estaba mi cuerpo... así volví. Aún me sentía embriagada, la señora de al lado le decía algo a la que estaba junto. No recuerdo sus palabras, pero sabían que yo estaba allí, yo notaba la manera de "ignorarme" que adquirían. Con mucha discreción y modales. Pero yo lo sabía, ellas dijeron algo de mí.
Mas, al mirar otra vez, esa señora fue reemplazada (y la iluminación también) por un hombre de color a mi lado. Entonces es cuando caigo en el hecho de que nunca hubo una señora a mi lado, la luz no era tan clara en su cara, no. en el transporte público las luces eran más bien apagadas, grotescas las pequeñas luces, los pasajeros no estaban tan entretenidos, sino un poco grises. Callados, hundidos en la cotidianeidad de lo necesario. Fue yendo más arriba, hasta lo que parecía estar pasando más allá de mi mente.
Me decido a intentarlo una vez más, quizás salía, poco mi entusiasmo, solo una pruebita por aburrimiento. Esto no lo había logrado 2 veces seguidas...
Me ocurrió lo mismo que antes describí. No podía creerlo. Fue demasiado, podía sentir sabores, oírlo todo. Mi mente casi sale catapultada de mi cuerpo. Pero tuvo que meterse lo "razonable". Y volví. Sí, ahora ya eran 2 veces seguidas. Cuando, antes de esto, me levantaba de esa caída nada desagradable, quería intentarlo otra vez a ver si sucedía. Pero, ahora que lo pienso, creo que fue porque esperaba llegar hasta casa e intentarlo. Esta vez no espere, y no faltaba mucho para llegar a casa, habíamos recorrido bastante, y ya casi estábamos. Aproveche y me lance otra vez.
Sucedió por 3era vez.
 Puedo acordarme de algo muy pequeño de esto, algo vago... Yo estaba sujetando algo preciado y frágil, algo con vida en mi pierna y brazos. Cuando desperté era mi mochila a la que abrazaba con una fuerza sutil, sin que los otros lo vieran. Me sorprendí.
Sentí una cosa extraña al pararme y al entrar a casa. Aun continua, pero voy sintiendo que disminuye su fuerza. Como si mi cerebro estuviera haciendo... algo... raro.
Sentí también una sorpresa eufórica, casi siendo miedo y pavor, pero no.
Me siento un poco cansada aun. Quizás ya caí en ese agujero, y estoy escribiendo ahora esto, escuchando Angel el cover by The Dillinger Escape Plan.

Quizás así es como siempre se ha mostrado la vida.

Así es como me gusta estar.

sábado, 10 de marzo de 2012

Oh grandes vikingos, los invoco, hoy no voy a salir. Si no sería mucha molestia, les pido una cerveza, por favor; esta noche promete ser aburrida. Prometo saquear kiosquitos que estén cerca de mi casa. En el nombre de Canuto y Harald III, amén.
Ok estoy aburrida.

martes, 6 de marzo de 2012

Es re venenoso el coso ese

¿Por qué razón estábamos sentados en la vereda de una fábrica sucia y (creo) abandonada, al pie de lo que era prácticamente un basural? No sé, no recuerdo muy bien, pero era algo así como escondernos de los ojos perniciosos de la gente, y fue divertido patear bolsas creyéndonos dioses pateando nubes.  Era un lugar algo estratégico, teníamos mucho material viajero cerca, sólo necesitábamos un instrumento para ver lo oculto a la vista de los adictos a la realidad. “La puta madre, me olvidé otra vez el caleidoscopio”. Me había mentalizado con llevarlo, pero lo olvidé otra vez. No importa, no hay que descender y caer de culo al escenario absurdo de la vida cotidiana. Así que tomé un vidrio roto de color verde, con una textura particular, que tenía cerca. Me saqué los lentes y vi el mundo frente a mí a través de él.
De repente me encontré a bordo de una pequeña nave, en la mono-cabina. No era cualquier nave, y su tripulación no era cualquier tripulación. Se distinguía de otras naves. Una particularidad era su tamaño compacto, como mencioné. El visor no era muy grande, pero bastaba para ver lo que aparecía frente a mí. En aquella navecita visité varias dimensiones, en las que el tiempo era el mismo, pero no las circunstancias y la materia. Las cosas que vi alguna vez con mis ojos y mente tapados con la careta de lo rutinario se transformaban. Hasta que descubrí lo que creí transformación en realidad no lo fue, esas bolsas llenas de tela inservible en realidad fueron aldeas cubiertas de nieve. Pasé de ese lugar tan extraño en el que todo se hallaba cubierto de un blanco especialmente taciturno, a estar sobre un corral de ovejas ansiosas de huir.
 Lo que llamó (no mucho) mi atención fue que no sabía cómo había llegado a tales lugares. Nunca sentí pasar el tiempo, ni recorrer las distancias de un sitio a otro. La navecita simplemente aparecía conmigo en diferentes ambientes, recreando distintos sueños en un mismo lugar.
Bajé de la nave y se la presenté a compatriota de viajes, a mi amiga. Y fui su copiloto. Seguro vio cosas muy lindas, porque quedó asombrada, lo que la motivó a llevar a nuestro amigo.
3 fuimos los viajeros en esa tarde nublada, aparentemente aburrida. Nosotros bien sabíamos que el aburrimiento sería cosa de otro día con caretas.
Regresando a la casa de mi amiga, caminando en el medio de una de las calles más tranquilas de la zona, miramos al cielo, y nos encontramos parados en el medio de un atardecer deslumbrante. Se unía la noche y el día formando unos colores rojizos de un lado, y un azul que oscurecía por el otro. Sacamos algunas fotos, pero nada se compara a verlo con los ojos y mente bien abiertos, justo en el momento en el que ocurría.
Gracias por estar, copilotos.