lunes, 11 de junio de 2012

Otra vez me bajó la presión. Estaba esperando pacientemente el colectivo, cuando comienzo a sentir que todo se me va de las manos, tengo sueño, todo se oscurece y escucho extraño. Me apoyé en un poste para relajar un poco el cuerpo, pero todo empeoró y venía un colectivo, pero no lo tomé. Me senté en el piso después de dejar pasar uno más. Me agarré la cabeza y cerré los ojos. Me sentía un poco más liviana sentada como indio. Tenía el cuerpo frío y se me erizaba la piel. Pasaron unos minutos y me levanté, tenía que llegar a casa. Me subí al colectivo, y logré sentarme. En todo el viaje sentí que estaba soñando todo. No escuchaba voces en mi cabeza, nada más excepto las voces de las personas, los motores, el barullo de la ciudad... Pero como una cascada cayendo en mis oídos, no me aturdía. 
No sé en qué momento cerré los ojos. En varias ocasiones sentí que no podía moverme... como si mi cuerpo no lograse imitar los movimientos que mi Yo quería hacer. Estaba fuera de mi cuerpo. Pero recuperaba rápidamente el control. Me costaba abrir los ojos para estar atenta cuando tuviera que bajar. No reconocí donde estuve varias veces. El viaje fue eterno, hasta que bajé. 
No me gustó mucho lo de hoy, se me ocurrieron cosas muy locas, se me saturó la cabeza de tantas auto-críticas. Fue horrible, mi mente gritaba. Me asusté mucho. Una vez más comprobé que no le importo a mucha gente, nunca nadie va a quererme... No debería importarme. Mas me siento sola todo el tiempo. Tengo una máscara puesta desde hace mucho tiempo  para protegerme, tan bien la sujeté que ya no puedo quitármela, nade puede conocerme. 
Estoy sola otra vez.
No puedo querer... Querer siempre me lastima. 






Terminé desvariando como siempre

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