jueves, 29 de noviembre de 2012

¿Viste cuando no te alcanza la plata y en vez de Marlboro te comprás unos RODEO? Bueno. Así. Infumable. Como mi existencia. Voy a tener que aprender a tejer o hacer algo productivo, porque es inaceptable esto que hago con mi tiempo. Ayer estaba viendo una película en la que un chabón le dice a otro: "qué bueno que  su hija se interese en esas cosas... Mi hijo tiene 17 años y no hace nada". Fue gracioso, y me di cuenta de que yo no hago mucho. Además de leer y hablar sola. Cierro los ojos, no descanso. Salgo a la calle como un mapache zombie, esto no debe continuar así. 
Estaba recordando mientras hablaba sola (o a Julio, el pachoncito que no me escucha ni me ve aunque tenga orejas y ojos), ayer, que para estas épocas mis relaciones se disuelven. Curioso. 
No planeo martirizarme todos los días. Me acuerdo cuando el pelilargo... Bueno. Estuve meses tratando de agarrar los pedacitos de Tami que quedaron en el aire. Cuando por fin había reconstruido una parte de mi, el volviO CON UNA SIERRA PARA DESTROZARME OTRA VEZ; "FALTÓ UNA PARTE", PENSÓ EL MUY FORRO. Que me extrañaba, que fue su culpa, que se dio cuenta de que yo era la única mujer que podía amarlo... Aunque había esperado mucho para que vuelva, me sentí mal. Y no quería volver. Unos días después conocí a éste muchacho. De todas formas, lo quiero al pelilargo. Es como una montaña de conceptos, ideas... Encerrado en materia orgánica. Me sorprende haber encontrado a una persona tan particular y diferente como él. Le tengo un cariño especial a pesar de todo lo que pasó.
No sé. Ahora como que se está repitiendo el final. No reniego de las cosas vividas, no me arrepiento para nada. Sólo tengo quejas con los finales. Tener una pareja es tener algo que perder, cuando lo tenés ya está perdido. No importa cuántas cosas te pudo decir, o cuantas le dijiste, al fin y al cabo eso no importa más cuando uno simplemente ya no te quiere. O prefiere ocupar el tiempo que solía darte en otras cosas. 
Ya no hay espacio en su vida para vos. Porque quien te extraña, se busca un espacio hasta en el ogt para que vos estés cerca y pasen tiempo juntos. En el ogt se lo busca(?). 

Superalo de una vez. Es mejor conformarse con los recuerdos lindos. 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Tengo miedo de resignarme y sentir tan lejanos aquellos días en los que era feliz.
Mi cara cadavérica.
Me encuentro conmigo todas las mañanas. No puedo contenerme. 
Pierdo la noción de los días.

martes, 20 de noviembre de 2012

Escuché algo hoy. Un grito agudo en mi oído izquierdo justo antes de caer en el sueño. El colchón me succionaba. Me espabilé y, bueno, descubrí que de hecho estaba quedándome dormida. 
Soñé unos instantes con él. Tenía esa expresión en el rostro, inconfundible, inimitable. No podría simplemente fingirla, es tan pura y honesta que cambia de piel y su alma se encuentra desnuda. Tan maravillosa y extensa que de sólo recordarla me eriza la piel y ternura y admiración primero, temor al final. Temor. Un intenso temor de que continúe siendo diáfano y perpetuo hasta el punto de destruir mi voluntad tan devota a sus reacciones ante mis muestras de afecto y errores. 
Miedo. Desperté rápidamente llena de miedo. No sé bien cuánto tiempo estuve observando las líneas de la pared sin buscar nada. Tuve miedo de volver a dormir. No sé qué estaría perdiendo si duermo, porque el caso es que siento que algo se me esta escapando estando yo con los ojos demasiado cerrados. No está. No tengo idea de dónde debe andar, qué pensamientos flotaran en su mente. 
Entonces... No está. Deja de existir su carne, su templo, y es cuando mi sombra trae los recuerdos y su alma ocupa todo allá arriba. Y acá, abajo, estoy yo. Mirando la película de nuestras vivencias, ideando otras.  Yo las creé y tuve el privilegio único de experimentarlas. 
Sigo acostada, casi caigo otra vez en lo que nunca pasó ahí afuera. Él no se enteró de lo vivido en los sueños. 
Las manifestaciones de su espíritu son algo que no puedo olvidar. Suena fantástico y ficticio, pero es tan simple... Sería un error intentar describir la cantidad de cielos que se pueden ver a través de sus ojos.
Recuerdo haber sonreído con inocencia, de una forma muy estúpida y ñoña, cuando vi su rostro a mi lado cuando caminábamos... Y sentir la calidez de su mano, la temperatura perfecta creada por ella y por la mía. La sujeté con firmeza, casi con temor otra vez de que se escapara. 
¿De qué sirve recordar todo esto? Mi edad no se mide en años, pienso. Mi edad es la cantidad de momentos de soledad y tristeza que tuve. La cantidad de veces que en secreto tuve esperanzas, para luego verlas caerse frente a mí, hasta convertirme en algo oscuro y pesimista. Porque he conocido, tuve metas, tenía fe en... Algo. Todo eso se acumuló hasta hacer mi edad. ¿Qué edad tengo ahora que lo conocí? ¿Qué edad tengo ahora que viví estos últimos meses como los mejores de toda mi vida? ¿Por qué ahora me siento triste por ellos? ¿Por qué al final ese poderoso dolor en cada fibra del alma vuelve a atacar? Miedo.
Miedo de que hayan sido los mejores meses de mi vida... Ahora tengo que vivir el resto de los meses.
Volver al cuarto oscuro en el que siempre estaré sólo yo.