lunes, 30 de julio de 2012
jueves, 19 de julio de 2012
Hola señor
Ahhhh… qué
lindos sus ojos, que bonitas sus mejillas, los músculos de sus brazos son como
almohadillas muy cómodas, qué ganas de morderlo. Sus labios se separan, se
juntan, se estiran, se encogen, se tensan, se duermen, él habla y yo también,
no me acuerdo qué decíamos. Estamos a oscuras, tendidos en la cama, la
temperatura es ideal, y sólo escucho su voz. Estado de somnolencia y despliegue
de sensaciones extrañas y muy lindas, comodidad, sí, es comodidad, estoy
cómoda, no quiero estar en otro lugar, me gusta acá… ¡cómo me gusta! Él habla y
yo también, no me acuerdo que decimos. Estamos ebrios, ¿te diste cuenta? No, no,
lo estuvimos hace un rato. Estamos bien, jajaja. Fue lindo. Ahhhh qué sed. Estamos hablando, ¿qué decimos? Me gusta estar con vos ¿sabés? Siempre estoy
queriéndote más, es mágico. Te extraño la mayor parte del tiempo en que no
compartimos el mismo espacio físico. Me gustas, te quiero. Y te quiero mucho. Sí,
esas eran las cosas que te decía yo, y vos me decías a mí. Pero se te escapó,
lo sé. Sé que fue sin querer queriendo, porque sé que querías decirlo, pero
tenías miedo. “Quiero que seas mi novia”, dijiste. Presentí que se te escapó, y
para vos estuvo bien, no importó. Te salió del alma, picarón. Te respondí que
sí, seamos novios, dale. Wiiiiiiiiii
Otro día.
Nos encontrábamos en mi living, en el sillón. Besos, abrazos, mimos, palabras, su voz, su voz me gusta, me gusta cómo suenan
las palabras, y me gusta el sonido de sus latidos. Es algo que le gusta sentir
a mi pecho cuando lo abrazo.
Él se acercó
con sus manos, contento -luego supe que su mente no sabía (o sí) lo que le
hacía decir a su boca-, con ellas tomó mi rostro sonriente y distraído, entre
un “ahhhh sos muy linda” y otra cosa que no recuerdo, se oyó “te amo”. Se quedó
muy quieto, alejando un poco los labios que habían dejado escapar aquellas dos
palabras, de mis mejillas. Inclinó la cabeza, helada, y la apoyó en mi hombro.
Mi corazón literal era algo como un grano de maíz pisingallo, que explotó convirtiéndose
es pochoclo, al oír lo que dijo. Entonces me quedé muy quieta, verificando los
detalles de la situación, sacando los cálculos. “Sí, ‘te amo’ dijo”, pensé.
Había sucedido. Sí. Supe que se le escapó. Separé despacio
mi hombro del rostro en el que se sumergía, y lo vi. Con las mejillas
sonrosadas, una sonrisa apenada, tímido, total y completamente adorable. “nnnn…. no tenía que decirlo, se me escapó”, dijo mirándome directamente a los ojos con
una expresión de miedo, felicidad, pena, Jebús sabe qué más. Volvió a hundir
la cara en mi hombro, abrazándome. No puedo describir la mezcla de sensaciones
que me aturdían felizmente. Lo abracé con más fuerza todavía, y se me ocurrió
que tenía que responder rápidamente. Sin saber cuánto tiempo pasé sin decir una
palabra... “yo también”. Ahhhhh y qué lindo, sus palabras se
deslizaban una y otra vez por mis oídos como miel espesa, recorrían mi alma con suavidad... si es que el alma es espacio.
-Es cierto,
pero no tenía que decirlo, es muy rápido, tenía miedo de que vos no sintieras
lo mismo… Me va a costar decirlo otra vez, así que teneme paciencia.
Luego de
explicarme eso reíamos, con esa situación en la mente, recordándola al mismo
tiempo, en silencio.
Lo que él no
sabe es que varias veces estuve a punto de decirlo. Pero bueno. No podía.
Tampoco puedo ahora. Cuando intentas ver el interior de una rosa cuando aún es
un pimpollo, sólo conseguís desojarla. Entonces… Dejémoslo ahí. Más adelante lo diremos con soltura, no hay apuro. Yo sé lo que siento, tal vez él también. No es que tenga que aclararlo. Mejor dejar esas palabritas para hacer felices a otros días en que estemos juntos.
Otra cosa que cabe destacar, es que abrazarlo me
da la sensación de que está relleno de gomitas, o malvaviscos. Sentarse en el
mismo sillón en el que paso las tardes con él, es triste cuando estoy sola. Ver
la tele no es emocionante, ni siquiera la miro realmente, pienso en otras
cosas. Es diferente cuando él está. El café tiene un mejor sabor.
Lo extraño
bastante, quizás por eso estoy escribiendo estas cosas.
sábado, 14 de julio de 2012
Tal vez no es mi culpa. Tal vez no es la tuya. Quizás no es
de nadie. Quizás esto no es nada. Puede que yo no sepa elegir. O tal vez no hay
que elegir. Me pongo a pensar un poco (hace poco tuve una sobrecarga y desde
entonces trato de no pensar tanto… para no colapsar) y se me ocurre que puede
que estemos en circunstancias extrañas, distraídas, y esto no tiene conclusión.
Pasamos mucho tiempo vos y yo… muchos humos, muchas nubes. ¿Cuántas veces cruzó
el sol por el cielo estando nosotras tan unidas? Las suficientes. No sé bien de
qué se trata esto que escribo, si no se entiende bien, no importa: redacté bien
mis pensamientos, tal cual los veo flotando en la cima de mi cabeza loca.
No sé qué más decir, tal vez cometo un error… no tengo que
hablar sobre esto, debo dejar que se solucione solito, como sea.
Bah, qué más da… Yo seguiré andando a gatas entre las
palabras y algunos recuerdos que te incluyen.
Como dije allá arriba, tal vez no es mi culpa, ni la tuya.
¿Habrá culpas? Si las hay, bueno… No sé qué decirte. Disculpame, no fue mi
intención, yo sólo sentía cosas lindas y por ende no quería hacerte mal. La
mayoría de las veces, la pasé bien, sé que vos también. Y si la pasé mal, no
importó mucho, porque volví varias veces a tus pagos. Con vos pasan cosas
divertidas, me entusiasma ir a visitarte.
Claro que tengo reclamos, tengo un par. Genial todo, pero
veo un par de hormigas, si me acerco me doy cuenta de que son bichos grandes
que hoy vienen a picarme… Porque no tenés la cortesía de venir a visitarme.
Sería la segunda vez que lo hacés, en 2 años casi. Pero bueno. Es mejor no
hablar de “pequeñeces”, no quiero olvidarme de los buenos tiempos.
Te agradezco varias cosas. Me levantaste el ánimo sin
siquiera pretenderlo. Nunca esperé mucho de vos, y no es algo malo. Me diste
felicidad fácilmente. Me gusta.
Y qué sé yo… me distraigo fácilmente, seguro me mandé varios
mocos. Perdón por eso. No quise…
Te quiero mucho, siempre voy a sentir cariño hacia usted,
¿vio?
Espero esto no sea tan trágico, y deje de pensar en esto que
sos vos.
Te quiero de nuevo.
Chau
lunes, 9 de julio de 2012
Qué turbio...
En fin, no sé qué más contar.
Estaba leyendo unas entradas terroríficas, muy buenas realmente. Me decido salir de la página, cuando me doy cuenta de que tenía el celular en la mano izquierda, apretándolo con fuerza. Despertándome un poco, logro escuchar la música de fondo que yo misma puse minutos antes y veo 2 mensajes no leídos. Comienzo a leer el primero (que en realidad es el último que llegó):
Él va a hacer todo el trabajo mientras corra desesperadamente por su vida...
Y el siguiente:
Fue lo primero que se me ocurrió pero tengo paja... Así que eché gasolina por toda la casa y prendí fuego al gato.
Este último me hizo sonreír y sentí alivio. Era Demon, su implacable piromanía y odio a su (tan amado también) gato. Recordé cuando me contó un rato antes de leer las historias de terror que tenía frío y paja, debido a la hora y bueno, al frío.
En este momento tengo los brazos ligeramente congelados, el calor de la estufa sólo contempla mis piernas. No hay más café, tengo que comprar. No quiero salir, implicaría cambiarme para hacerlo, ser atormentada por la luz matutina... Ahhhhh *espira lento* pero hoy viene él. Vale la pena hacer un poco de juerza.
En fin, no sé qué más contar.
Adiós.
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