martes, 31 de enero de 2012

Silence must be heard,

    noise 
should 
be 
o b s e r v e d.
Un poco de veneno de vez en cuando...

eso produce sueños agradables.                                          

Ya no hay un camino a seguir, un orden simbólico, una legalidad... Su lugar viene siendo ocupado por el vacío.
Vacío que no es Falta. Y al casi desaparecer la inscripción de la misma, mucho menos puede pensarse en el 'deseo'. De este último ya no se habla. 
¿Será que su lugar ha sido tomado por imágenes, iconos "mediáticos" y por egos que brillan y carecen de consistencia interna?
Me quemé el codo con la pava. Y estaba hirviendo.
Recuerdo aquel invierno en el que no podía dormir y me aventuré a hacer caramelo... En un jarrito. Pero no fue caramelo, no. Se hizo almíbar. Lo que no recuerdo es cómo llego esa gota recontramil caliente a mi mano. Pero sí me acuerdo de la roncha que me dejó. Qué dolor. Qué pelotuda.
Hace unos minutos estaba en Fb. Descubrí que odio usar el chat.
Nada viene al caso. Son pensamientos al azar. Y la palabra azar me trae a la mente la siguiente canción (traducida) de una de mis bandas favoritas, Meshuggah.



¿Qué consuelo yace en los brazos del destino?
-El abrazo enfermo de la incertidumbre.
¿Cuándo dejé esto en otras manos?
-El ser abatido a la primera ocasión.

Arrancado por las garras del destino,
Soy otra de las posesiones del destino,
Habitando la mentira de la libertad...
Tan sólo otra pajita extraída al azar.

Reclamado por un tiempo engañoso,
Un juicio silencioso que no puedo desautorizar.

Atraído de vuelta al vórtice del origen,
Desarraigado y varado al polvo,
Retraído hacia una antiexistencia,
Un imán repelido por la polaridad de la vida.

Denegado el autocontrol del destino,
Fluimos suspendidos en una semivida,
Hasta el día siempre inminente
En el que el olvido reclama nuestro aliento.

Indefinidamente en ningún lugar,
Ni muertos... ni vivos...
Patrones de existencia despojados de toda simetría
Al tiempo que la voluntad y el destino dividen.

¿He aplacado a los dioses del destino?
¿Se me permite otro día?
¿Debo morir para escapar
a los escrutantes ojos de la muerte?

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Tendría que dejar de escribirte sin que te enteres. Tendría que aceptarlo. Tendría que dejar de pensarte. Esto tendría que dejar de doler. Tendría que poder compartir el mismo espacio físico con vos. Tendría que dejar de pensar en algún día recomponer esto.
Tendría que hacer muchas cosas.
Pero este sufrimiento es mío. No lo comparto. Lo mezquino. Porque no hay persona que conozca realmente lo que se siente. Sí, me dijeron alguna vez "uy boluda, yo te re entiendo, pasé por lo que pasaste". Pero no. Yo estuve con él. Yo sentí que no iba a tener que preocuparme por el amor nunca más con sólo verlo. Yo lo extraño. Y todo bien con la empatía. No es lo que critico. No critico nada mas que a mí misma por ser un poco inútil para superar las cosas. A pesar mio,  todo lo que sentí fue real y me sentí viva. Quizás esté muerta ahora. Quizás dejé de vivir un poco. Quizás maté algo.
Esta entrada es la prueba de que me cuesta olvidar ciertos hechos, ciertas palabras, ciertos roces con lo que creí sería el amor. 
¿Acaso lo fue? 
Esto no va a ningún lado.
Me arrepentí.

domingo, 29 de enero de 2012

Instrucciones Para Llorar

Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. El llanto medio u ordinario consiste en una contracción general del rostro y un sonido espasmódico acompañado de lágrimas y mocos, estos últimos al final, pues el llanto se acaba en el momento en que uno se suena enérgicamente.

Para llorar, dirija la imaginación hacia usted mismo, y si esto le resulta imposible por haber contraído el hábito de creer en el mundo exterior, piense en un pato cubierto de hormigas o en esos golfos del estrecho de Magallanes en los que no entra nadie, nunca.

Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia adentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto. Duración media del llanto, tres minutos.

viernes, 27 de enero de 2012

INTO THE WILD

Camina dos años por la tierra. Sin teléfono, sin piscina, sin mascotas, sin cigarrillos. Libertad absoluta. Un extremista. Un viajero de lo estético cuyo hogar es el camino. Y ahora después de dos años de caminata, llega la aventura final y más grande. La batalla culminante para matar al falso ser interno y concluir victorioso la revolución espiritual. Sin estar ya más envenenado por la civilización el huye, y camina solo por la tierra para perderse en la naturaleza.
                                                                                            Alexander Supertramp Mayo de 1992.

...

"Comencé a gozar poco a poco del inaudito juego de colores y formas que se prolongaba tras mis ojos cerrados. Me penetraban unas formaciones coloridas, fantásticas, que cambiaban como un caleidoscopio, en círculos y espirales que se abrían y volvían a cerrarse, chisporroteando en fontanas de colores, reordenándose y entrecruzándose en un flujo incesante. Lo más extraño era que todas las percepciones acústicas, como el ruido de un picaporte o un automóvil que pasaba, se transformaban en sensaciones ópticas. Cada sonido generaba su correspondiente imagen en forma y color, una imagen viva y cambiante. Luego me dormí exhausto y desperté a la mañana siguiente reanimado y con la cabeza despejada, aunque físicamente aún un poco cansado. Me recorrió una sensación de bienestar y nueva vida. Cuando más tarde salí al jardín, en el que ahora, después de una lluvia primaveral, brillaba el sol, todo centelleaba y refulgía en una luz viva. El mundo parecía recién creado."

Cecilia

Sólo la contemplé. Contemplé su rostro, tan delicado, todo en su ser parecía de cristal aquella vez. No dejaba de mirar los árboles. Los rayos solares se inmiscuían en sus pensamientos, en su identidad en el lugar. Siempre tuvo su presencia, aún cuando había mucha gente en la escena, como en aquella tarde en la plaza, su plaza. La temperatura había subido, pero corría una brisa fresca que acariciaba todo a su alrededor. Su piel lívida no sudaba, mas sí estaba perlada, tal como era usual. Parecía disfrutar de sólo las cosas buenas que esa tarde calurosa ofrecía. Lucía radiante, sus poros exhalaban suavidad y pureza.
Me encantaba ver los finos rayos de luz reflejados en su piel blanca, atractiva. No estaba expuesta totalmente al sol, pero este lograba meterse entre las hojas del inmenso árbol que brindaba refugio veraniego.
Se veía tanta hermosura -pocas las 9 letras- que hasta pensé en quedarme lejos para observarla, dejar de caminar hacia ella. Tenía que ver un poco más tanta belleza irradiada en esa solitaria condición en la que se hallaba. Temí acercarme y arruinar esa imagen con mi oscuro ser. Asíque me senté  no muy lejos, de hecho pudo haberme visto, pero miraba casualmente a los árboles y las personas, y las nubes detrás de los edificios. Tenía esa particularidad, linda, de ver cosas que muchos no veían.
Estaba sentada en ese cerco de concreto que rodeaba la plaza y la dividía en gajos . No era muy alto, y sus pies quedaban en el aire, de modo que chocaba con los talones el concreto rítmicamente, con los brazos tensos muscularmente, apoyados, como si estuviera a punto de levantarse. Me hizo recordar los años de la infancia. Inocente, parecía brillar... otra vez. Sentí cómo, en mi pensamiento, mi índice se aventuraba hipnotizado entre la gente y llegaba a su hombro, y lo rozaba temeroso de que este pudiera matarlo. Aunque esto último no fuese tan malo en sí. Era una fémina tan diáfana  y bonita, bonita, bonita desde cualquier ángulo. Besarla hubiese roto todo aquel encanto, nunca lo haría a pesar de que pensarlo jamás se me escapaba.
Simplemente yo no era suficiente para ella, y la amaba, pero desde las sombras. Era mejor así.
Me conformé con pararme y llegar hasta ella, saludarla y charlar. Mirando ese par de verdes grisáceos hablar de sí mismos y de su portadora tácita y magníficamente... Viendo sus labios rosados juntarse y alejarse, dejando pasar amistosamente las letras/palabras que conformaban la canción de todo lo que decía, interpretada con esa voz tan propiamente dulce, mas no empalagosa, y clara.
Supe que viviría así hasta ella se despegue de sí, o muera. Aún así seguiría atada a lo que fue, y moriría en la caída de su recuerdo.